La esfera de Pascal
En algún lugar de mis lecturas dispersas, entre las páginas amarillentas de un ejemplar olvidado de los Pensamientos de Pascal , ese libro que nunca termino de leer porque siempre lo reinicio, como si su infinito me obligara a un eterno recomienzo, tropecé de nuevo con esa frase que parece haber estado esperándome desde siempre: "el Universo es una esfera cuyo centro está en todas partes y su circunferencia en ninguna". La frase, claro, no es de Pascal en sentido estricto; Pascal la anotó, la tachó, la corrigió, la dejó temblando en el margen como quien deja una nota suicida. Antes de él, Nicolás de Cusa la había susurrado en latín, y antes aún, los textos herméticos la atribuían a un dios que no necesitaba nombre. Más tarde, Giordano Bruno la lanzó al vacío como una herejía incendiaria, y Borges , ese gran plagiario del infinito, dedicó un ensayo entero a perseguirla a través de los siglos, demostrando que la frase no pertenece a nadie y, por tanto, nos pertenece a todos...









