Elogio de la ociosidad

Remediadlo, si es posible y si compensa. Si no lo es, soportadlo, con paciencia, aceptación y resignación. "La creencia de que el trabajo es una virtud ha causado enormes daños." Bertrand Russell. El esfuerzo es la resistencia a la vida que, en todo caso, debe ser un fluir continuo libre de raspaduras. El taoísmo tiene la llave de la sabiduría, de la buena vida. "La moral del trabajo es la moral de los esclavos", esclavos orgullosos de serlo, como si su esfuerzo diario tuviese un premio intrínseco. Incapaces de saber valorar adecuadamente, encuentran en los valores de la masa adoctrinada los ecos de la ética protestante: el éxito es el esfuerzo y el trabajo. El concepto de deber ha sido utilizado por los poderosos para su propio interés. ¿Para qué utilizar el látigo si la propia conciencia del trabajador ya se flagela a sí misma buscando un éxito cuyo premio real es alienación, cansancio y explotación? Tener contentos a los pobres difundiendo y exagerando la dignidad del trabajo.



El ocio es esencial para la civilización. La tecnología debería haber servido para disminuir la jornada laboral. Pero sólo ha contribuido a inventar nuevas tareas absurdas en sí mismas fomentando la comercialización de bienes y servicios grotescos, disparatados y ajenos a las auténticas necesidades del hombre. Así el aparente progreso esconde una regresión profunda. En el ocio el hombre cultivó las artes, las ciencias, escribió los libros y conversó de filosofía. El hombre que solo sabe trabajar se aburrirá pronto si se queda ocioso. En el ocio, los hombres descansados y despiertos no querrán solo distracciones insípidas y pasivas como la tele basura. Es necesaria cierta educación para que alguien aprender a disfrutar del ocio, capaz de generar mentes con capacidad contemplativa. Mientras tanto, seguimos en el exceso de trabajo para unos y la inanición para otros, siendo aún tan activos como antes de que hubiera máquinas. El trabajo se ha convertido en un bien demoniaco.

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