Gratificante


Me pregunto por qué las personas encontramos gratificación en los linchamientos morales y nos entretenemos tanto con el odio. Inmersos y protegidos por el grupo de pertenencia, la moral siempre se siente como superioridad, una sensación falsa, pero muy gratificante.


Observo apesadumbrado que la igualdad que quiere ahora la izquierda esquizofrénica está perfectamente representada por el pasado y la reacción. El nuevo progresismo asume que la plurinacionalidad sea un gobierno dirigido por la burguesía nacionalista vasca y catalana.


Mi sospecha de que el cambio climático no constituye ninguna emergencia se ratifica cuando observo con qué empeño los activistas climáticos lo utilizan como justificación para acabar con el capitalismo sin tener que recurrir a la ya inexistente lucha de clases. Existe el cambio climático, pero no existe, por ahora, emergencia climática alguna. Los modelos científicos que intentan predecir el futuro del clima no son suficientemente finos como para acertar en un sistema determinista de altísima sensibilidad que tiene y tendrá comportamientos caóticos, un hecho que el consenso científico woke intenta ocultar, silenciado a los científicos discrepantes. La Ciencia es una actividad social, no plenamente objetiva ni neutral. También es una manera de ganarse la vida, de obtener dinero, poder, prestigio o estatus. En ella existe el nepotismo, las modas, las cancelaciones, el arribismo. El reconocimiento es grupal, y el paradigma vigente, me recuerda Thomas Kuhn, es desde donde se decide quiénes son los exitosos y quiénes los marginales.





 

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