Consentimiento culpable
A la besada no le han permitido no ser víctima. El consentimiento ya no es suficiente pues podría ser, piensa la izquierda esquizofrénica, síntoma de lo traumático que ha sido para la víctima lo que ha ocurrido. Es decir, si la besada declara que sí consintió prueba que fue agredida porque sufre el síndrome de la negación. Si afirma que no consintió, muestra la agresión.
El totalitarismo intenta anularnos como individuos. En este caso, trata de acabar con la dignidad de la mujer negándole la condición de sujeto con plena autonomía porque sus opiniones y creencias solo son tenidas en cuenta si van en el sentido correcto. Niegan, en nombre de un presunto bien superior y universal, la posibilidad de equivocarse o arrepentirse de las propias decisiones, en definitiva, de ser libre. En su relato, la mujer nunca es culpable de nada, sus miserias y fracasos tiene un solo culpable.
Cuando la izquierda acusa al capitalismo heteropatriarcal de todos los males no hace otra cosa que tener mala fe: es el síndrome resistencialista de los que creen que la realidad se manifiesta como una resistencia que siempre está contra nosotros.