Los despiertos

 



Pasé la noche dando vueltas y respondiendo a preguntas curiosísimas en un lenguaje, por desgracia para mí y para la humanidad, incomprensible. En realidad, hablaba en español, entendía todas las palabras, el problema es que eran ininteligibles, no tenían ningún sentido. Años atrás había inventado un truco para conciliar el sueño que quizás tenga mucho que ver con la escritura automática de los surrealistas. El método, que todavía practico asiduamente y con buenos resultados, consiste en ir combinando trozos de frase con aparente sentido:

En estos momentos en que la humanidad se dirige al desastre reconozco la valía de los que se muestran expectantes ante la incertidumbre. No hay mañana más maravillosa que aquella que se asienta en las ruinas de lo decible. Es por ello que he decidido transigir en mis determinaciones primeras para dejar paso a la obnubilación cotidiana. 

Así, juntando frase con frase, aparentando coherencia, suelo encontrar el sueño. Lo que ocurre en esta ocasión es que creo que las frases arriba escritas pueden ser el inicio de un ensayo filosófico que se publicará sin problemas en editoriales cercanas al ámbito woke.

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