Una igualdad imposible


La complejidad es inmanejable. No es posible eliminar el oleaje del mar. Me tapo la cabeza, se me enfrían los pies. Como diría Sowell, si busco una imposible igualdad de resultados, solo puedo hacerlo a través de una desigualdad de trato. "De cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades", aforismo delirante manoseado por Étienne Cabet, Louis Blanc, algún anarquista y el propio Marx, y que es el paradigma de la desigualdad.


Según Bobbio, la izquierda tiende a la igualdad y la derecha, no tanto. Aunque distingue entre los diferentes tipos de bienes (derechos, bienestar, poder) y los distintos criterios justos de reparto (mérito, capacidad física, intelectual, necesidad, esfuerzo, alícuota, antigüedad), se le ve ciertamente obsesionado con la igualdad en el tener, una postura típica del materialismo izquierdista, que no suele hacer distinciones entre la libertad formal y la material. Está a favor de que los iguales sean tratados igualitariamente y los desiguales de manera desigual. Pero, claro, identificar a los iguales de los desiguales en un mundo tan diverso me parece tarea imposible y muy peligrosa. Olvida a Rawls, el gran teórico del liberalismo igualitario, que defendía que las desigualdades podrían aumentar si beneficiaran a los más pobres, una postura más sensata y profunda que la superficialidad de Bobbio.


La igualdad es algo complejísimo. Los distintos bienes sociales –dinero, poder político, educación, reconocimiento, honor, tranquilidad– conforman una ecuación sin solución, donde solo la inclusión de distintos valores subjetivos reduce las incógnitas. Algunas personas tienen ventajas en el ámbito del dinero; otras disfrutan de mayores ventajas en la esfera creativa; las hay que han sabido renunciar a lo que no necesitan. El conflicto entre bienes inconmensurables entre sí excluye la posibilidad de llegar a acuerdos en torno a principios esenciales. La única igualdad posible y deseable es ante la Ley, la isonomía de los griegos. Es cierto que la desigualdad puede generar caos, pero la corrección de injusticias puede generar nuevas injusticias mucho más arbitrarias y caóticas. Sospecho que esta obsesión igualitaria solo es una excusa para la dominación totalitaria y así poder justificar atrocidades, injusticias, ausencia de libertades, persecuciones al disidente y la ineficacia económica.





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