Solo Dios no es mentira
Porque Dios ha sido definido como bueno, bello, y verdadero. Escribe Platón que solo a los magistrados supremos les corresponde el poder mentir, a fin de engañar al enemigo o a los ciudadanos para bien de la República. La mentira no debe nunca permitirse a los demás hombres (República 389b). Aquí el Estado es la verdad que debe mentir para convencer de su verdad y protegernos de la mentira. No nos parece mal una mentira cuando creemos defender una buena verdad. Hay circunstancias en que una mentira es el más claro deber. Con el cebo de una mentira se pescan muchas verdades. Nunca se miente más que en una guerra y en unas elecciones. Tienen mucho poder las mentiras que parecen verdades. Las iglesias mienten para sacarnos de la mentira y la perdición. Sucede a menudo que el hombre se engaña primero a sí mismo antes de engañar a los otros. El yo debe creer su mentira para poder mentir de manera creíble. Prefiere parecer a ser, porque se consigue más pareciendo que siendo, y con menos esfuerzo. Los embusteros creen que son creídos porque, casi siempre, quien recibe una mentira aparenta habérsela creído. Nada nos engaña tanto como nuestro propio juicio. También la verdad se inventa. Una colectividad es más fácil de engañar que un individuo. Alguna vez he mentido para parecer menos mentiroso que habiendo dicho la verdad. El hombre nace sincero y muere mentiroso. Todo lo que parece increíble no es falso. Nos sostienen certezas relativas, oximorones coherentes. Nada es tan difícil como no engañarse. Yo nunca miento, excepto ahora.
