Sandel tiene mucho mérito
El mérito es un principio liberador. ¿Qué puede haber de malo en el mérito? Nada, en principio. Pero cuando el mérito se convierte en una suerte de meritocracia comienza a cultivar actitudes corrosivas hacia el éxito. La idea de que nos hacemos a nosotros mismos y somos autosuficientes no tiene en cuenta el papel de la suerte y el azar en la vida. Eso solo lo dudan los arrogantes y los resentidos. O los que tienen una idea de bien común idealizada hasta la ingenuidad.