¿La muerte siempre gana?
Algunos, como Sócrates o Jesucristo, se dejaron ganar para ser inmortales. Fracasaron, lo que de ellos queda es una estructura de paja, una caricatura de su esencia.
Cada yo es límite de un mundo al que no pertenece: no lloréis, hijos, que todo podría ser mentira. Todo es misterio y claridad extrema.