Ruido blanco

Observo las cifras de la pandemia con la absoluta seguridad de que carecen de cualquier rigor. Hasta que no se haga un estudio epidemiológico o un muestreo estadístico no se sabrá el número de infectados. Si se desconoce el número de infectados, no puede haber datos de letalidad. En marzo del año pasado morían en España alrededor de mil doscientas personas al día. Hay que conocer las cifras de mortalidad de estos días para saber exactamente los efectos.
   En cuanto a las curvas, más de lo mismo. ¿A qué curva se refieren? Si hablamos de casos acumulados, la curva siempre subirá; si hablamos del aumento diario, o si hablamos de casos confirmados, el comportamiento de la curva dependerá del número de test que se realicen. En fin.
   La gestión del gobierno da pie a pensar que quienes son buenos en la propaganda no pueden serlo en la gestión, y quienes son buenos en la gestión son muy malos en la propaganda.
   Las televisiones siguen con su desinformación perenne mezclada, esta vez, con la burda psicología de la autoayuda. No creo que el hecho de autoaplaudirnos y autoconsiderarnos héroes por pasar por una crisis sea una solución psicológica propia de adultos. Con los niños pequeños y los adolescentes, ese narcisismo moral del agradecimiento permanente solo genera pequeños dictadores.


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