Salpicaduras

Unos silencios producen malentendidos y, otros, son transparentes, pensaba yo el otro día mientras hacía la comida. El lenguaje revela, la cháchara desvela.

Todos los días intento algo, me dijo ayer un vago matutino. Un hombre que solo piensa en imágenes no puede filosofar, añadió. Le atraían las chispas filosóficas.

Como todo el mundo sabe, esta frase es falsa.

Siempre que acabo un libro me acuerdo, aterrado, de lo que Bart dijo cuando terminó el álbum de su colección de monedas: «Y ahora lo dejaremos en un estante y no lo volveremos a mirar».

Los separatistas catalanes han creado un conflicto artificial para luego plantear una solución como única alternativa viable. Algo parecido hacen los secuestradores o la mafia. El Derecho es incapaz de resolver todas las posibilidades de una realidad compleja. Los separatistas se sirven de los nudos y de los recovecos de tan tremenda maraña que, con el tiempo, terminará anulándose a sí misma. Todo ello me lleva a pensar que Carl Schmitt o Joseph de Maistre llevaban razón y que los balbuceos de la democracia para justificar sus valores desde lo racional solo conducen a disputas irresolubles sobre la legitimidad.

No es extraño, entonces, que la Asociación de Gente Aburrida se haya unido a la Institución de Discursos Ininteligibles para realizar tareas hermenéuticas.





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