La sonrisa incendiaria
Entre la frivolidad, la violencia y la esquizofrenia, los catalanes continúan autolesionándose. Y no solo por la violencia de estos días. Una buena parte de su población ha asumido, a partir de un complejo de inferioridad que han somatizado en forma de soberbia y rabia, el desprecio a la verdad, una crisis de autoridad, el desprestigio de la ley y del orden público. Podría sorprender que un movimiento separatista, nacionalista y fascista liderado por la burguesía catalana sea respaldado por la izquierda. Pero alguien que conozca un poco a la izquierda radical sabrá de su gran afición por el lío como instrumento desestabilizador, revolucionario y antisistema.