Vila-Matas y la nicotina mágica

Me dice Vila-Matas en su café Perec del 11/12/2012 lo siguiente:
Para quienes creemos en el veredicto de las urnas más que en las manifestaciones de la calle, es buena noticia que los votos hayan decidido que habrá un Parlamento catalán muy plural. Es bueno porque crea problemas complejos que exigen soluciones complejas a través del arte de discutir, de dialogar, de anudar pactos, de escuchar a los otros, de ceder y al mismo tiempo ensancharse; estoy hablando, supongo, de cierta destreza que se desplegaba antes en el viejo arte de hacer política, destreza hoy olvidada ¿Por cuánto tiempo seguirá así? Ayer tuve un sueño tal vez ridículo: habían eliminado todas las prohibiciones de los últimos años y se aplaudía la destreza en el arte de fumar, que había venido a sustituir a la destreza de los grandes políticos de antes. De pronto, se observaba que, al volver todo el mundo a fumar, resultaba más sencillo encontrar soluciones complejas a los problemas complejos. 
   Vila-Matas juega a ser profeta sobre la red de un humor atrevido. Veo que confiaba demasiado en sus paisanos, siempre y cuando fumaran. Los catalanes tienen un alto concepto de sí mismos, pero Dios dista mucho de ser catalán. Unos años más tarde hemos visto que, sin fumar, la solución a las complejidades se ha fundamentado en el odio visceral y en la esperanza mágica, dos estrategias muy simples y viejunas. Sin nicotina en las venas, se ha optado por generar un odio hacia España creando, a la vez, una  esperanza de que el Edén, como el Santo Grial, se encuentra en Cataluña. Las complejidades de la democracia, el respeto a la Constitución, a las leyes o la lealtad para con los demás eran demasiadas complejidades para personas tan laboriosas y brillantes, pero sin tabaco en los bolsillos. En el sueño, al aroma del humo sanador, fueron capaces de ejercer su derecho a decidir dejar de creer en demagógicas soluciones mágicas. Pero cuando despertaron, Puigdemont seguía allí.

 

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