Señales de humo
Escribir es arañar el vacío. Leer es llenarse de ese vacío. El arte sirve para contemplar el mundo desde las tinieblas. Si no es perfecto, es basura; mal comienzo de aquel aprendiz de político, pero no para aquel artista. La contemplación debe ser un acto solitario, algo propio del hombre solo. La contemplación grupal tiene más que ver con la empatía, el contagio y el funcionamiento ovino. La genuina emana cuando el objeto, la pieza, lo contemplado desaparece y surge lo que Platón definía como idea, forma o, al menos, su resplandor. Una sublimidad que necesita una actitud precisa alcanzable solo mediante rodeos inconscientes y ajena a todo voluntarismo schopenhaueriano. El todo es anterior a la parte. El arte deleita más cuando su sentido es vago.