Desde el siglo XV, la Justicia ha sido a menudo representada con los ojos vendados. Hoy, en España, la Justicia necesita quitarse la venda para comprobar, antes de dictar sentencia, si el imputado es un hombre o una mujer. Sin embargo, esto no causa desconcierto ni desasosiego alguno en la progresía puritana y retrógrada que domina los medios de desinformación.



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