«A qué se debe que un cojo no nos irrite y que alguien que razone claudicantemente sí nos irrite? Porque un cojo reconoce que andamos bien, mientras que quien razona cojeando de juicio asegura que somos nosotros los que cojeamos». Pascal. Pensamientos. A veces la duda desasosiega.


Entradas populares

De lodos

Piedras