Momento alveolar





Para acabar, ahora que he dejado de vagar, cuando ya ni tan siquiera me muevo, observo que nada ha cambiado. La puerta, el rincón, los confines de la civilización, me parecen tan lejanos como antes. El teorema de Gödel, sin embargo, es cercano, una maravilla. La nueva física, también, palabrería profunda agujereada para explicar un videojuego convincente. El ser no acompaña al hombre de actos prescindibles. El hombre solo será con la colaboración de una fricativa alveolar sorda y entre los escombros de las palabras muertas, donde también puedan encontrarse combinaciones simbólicas. De eso se nutre.


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