Todo
Ante la pregunta «¿qué espera todavía?», Eduardo Lourenço responde: «Nada en particular, nada en absoluto». Yo hubiera preferido: «Nada en particular, todo en absoluto».
Cada yo es límite de un mundo al que no pertenece: no lloréis, hijos, que todo podría ser mentira. Todo es misterio y claridad extrema.