Plagios

«Todas las historias son falsificaciones en cadena de un relato original que nos gustaría conocer, pero que ignoramos», dice Vila-Matas. Esta frase tiene al menos dos significados, uno metafísico y, otro, que indica que todo libro es una copia de la copia de otra copia. Quizás sea ese el motivo de mi actual obsesión por leer los primeros libros escritos que nos han llegado, esas primeras fuentes que forman Heródoto, Tucídides, Jenofonte, Homero, Platón, los presocráticos o los primeros sofistas. Y la conclusión es que el plagio ha sido evidente. Todos los asuntos esenciales están ya allí. Llevamos veinticinco siglos copiando lo ya escrito y disimulando una originalidad ausente, con obras «muy buenas y originales, donde la parte original no es buena y, la buena, no es original».



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