Arquitectura gótica y pensamiento escolástico, de Erwin Panofsky


Los problemas metafísicos y teológicos —entre ellos la existencia de Dios, la inmortalidad del alma, y la propia causalidad— no pueden ser planteados más que en el lenguaje de la probabilidad. El científico cuántico, pienso yo, lo extiende también a lo material.

Hay un subjetivismo estético en el caso del poeta y del humanista, religioso en el del místico, epistemológico en el del nominalista. De hecho estos dos extremos, misticismo y nominalismo, no constituyen sino dos aspectos opuestos de la misma actitud. Tanto el misticismo como el nominalismo han roto los lazos de unión que entonces existían entre la razón y la fe. Pero el misticismo opera esta ruptura para salvar la integridad del sentimiento religioso, mientras que el nominalismo intenta preservar la integridad del pensamiento racional y de la observación empírica.

Los nominalistas, al contrario que los propios aristotélicos, niegan cualquier tipo de existencia real de los universales y no conceden existencia más que a las cosas particulares.

Tanto el misticismo como el naturalismo reenvían al individuo a las fuentes de la experiencia sensible y psicológica.

Pero para el místico los sentidos son los proveedores de imágenes visuales y de estímulos emocionales, mientras que el nominalista espera de ellos la representación de la realidad. Además el intuitus del místico tiene por centro una unidad situada más allá de la distinción entre el hombre y Dios y entre las personas de la Trinidad, mientras que el intuitus del nominalista tiene como centro la multiplicidad de las cosas particulares y de los actos psicológicos. Misticismo y nominalismo concurren al unísono a abolir la frontera existente entre lo finito y lo infinito: pero el místico tiende a “infinitizar” el yo ya que cree en el anonadamiento del alma humana en Dios, mientras que el nominalista tiende a “infinitizar” el mundo físico ya que no encuentra contradicción lógica en la idea de un universo infinito ni acepta tampoco las objeciones teológicas contrarias a esta concepción.

La panoplia de columnas, arcos, contrafuertes, rellenos, pináculos y agujas es un autoanálisis y una autoexplicación de la arquitectura de modo semejante a como el conocido sistema de partes, distinciones, cuestiones y artículos es un autoanálisis y una autoexplicación de la razón. Mientras que el espíritu humano exige un máximo de armonía, el espíritu escolástico reclama un máximo de explicitación. Este espíritu admite y exige una clarificación gratuita de la función a través de la forma del mismo modo que admite y exige una clarificación gratuita del pensamiento a través del lenguaje.







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