Ulises y la sirena

Pocos ven lo que somos.
Muchos ven lo que aparentamos.
Maquiavelo

Existe en la naturaleza humana una fuerte propensión a despreciar 
las ventajas y magnificar los males del presente.
Edward Gibbon, historiador del siglo XVIII.

Nuestro barco salió dispuesto a enfrentarse al gran río, al océano, nuevamente desafiando a las olas del mar inabarcable, mientras la Aurora, la de los dedos rosados, comenzaba a mostrarse. Me advirtieron que desoyera los cantos de las sirenas, que a los hombres hechizan. El incauto que escuche su voz no podrá regresar, me dijeron. La canción de las sirenas atrae y a nadie deja escapar, quedando las playas llenas de esqueletos con el puño en alto.

—¡Vamos, podemos!
—¿De verdad queremos?
—Oye su melodioso canto.
—No sé si debemos.
—Sí, desafinan un poco.
—La letra de sus canciones se parece mucho a....
—¿Paulo Coelho?

Aún así decidimos satisfacer nuestra curiosidad. Cuando nos hubimos acercado a aquella sirena, y para mi sorpresa, pude percatarme de que no tenía cola de pez. La coleta salía de su nuca y caía como una cascada sobre su camisa arremangada. Se volvió y pude observar un rostro cínico, adolescente y viejuno a la vez, poblado de una barba escasa. Levantó el puño y me dijo: «veis como sí se puede».

Tras una charla eterna poblada de palabras tales como corazón, felicidad, sonrisa, gente y desahucio, nos dimos por vencidos.

Desfallecidos, intentamos huir y un esqueleto agonizante nos dijo:

—Son muy cursis, muy cursis.
—¿A qué se refiere? Está usted muy delgado.
—Hasta que llegan al poder su tarea es meramente crítica.
—¿Y eso?
—Su estrategia consiste en comparar toda la compleja realidad política actual con una imagen edénica, simple, utópica, azucarada, empalagosa, de claros tintes míticos y religiosos.
— ¿Son como los curanderos?
—Sí. Actúan como gurús, como curanderos y exacerban el descontento, la desestabilización, para encontrar adeptos a su secta, revolucionarios que se caven su propia tumba. Sirviéndose del edulcorado y cursi lenguaje proveniente de la autoayuda que dice cosas tan falsas como "querer es poder", o el "yes, we can".
—Pueden, ¿quieren?, pero ¿deben?
—Estas sirenas anhelan eliminar la propiedad privada. Los bienes expropiados serán registrados a nombre del pueblo, de la gente, como dicen ahora, pero serán controlados y disfrutados por la clase dirigente.
—¿Y qué más?
—Quieren hacernos creer que el trabajo es algo estático que puede ser repartido de forma justa e igualitaria. Desconozco en qué se basarán para su justo reparto: ¿en las necesidades, en las capacidades, en los esfuerzos?
—¿Eso no lo dicen?
—Es lo que tiene el humo. Ese terrible poder concentrado, sin ángeles al mando y sin medios de comunicación críticos, rápidamente degenera en tiranía. Las libertades desaparecen siempre por el bien de la gente. El bien pasa a ser una realidad objetiva definida e interpretada por los dirigentes. Los que no están de acuerdo ya no son librepensadores relativistas sino enemigos de la gente.
—Por lo que veo, no es más que capitalismo de estado. Es decir, quieren hacernos creer que la acumulación de poder en manos del estado parasitario es mejor que la acumulación de poder en múltiples manos privadas.
—Así es.
—Cuídese. Está usted muy delgado.

http://internacional.elpais.com/internacional/2016/06/05/actualidad/1465149946_858951.html

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