Rolf Wallin

El pasado sábado, en Música Viva, de Radio Clásica, pusieron una composición de Rolf Wallin, el principal compositor contemporáneo de Noruega, nacido en Oslo en 1957.

Escucho su música a través de la escasa discografía que guarda Spotify. A veces intento escapar de un estado mental concreto utilizando ideas no acabadas, mezclándolas y relacionando fragmentos muy distintos entre sí. Esos vínculos hacen saltar resortescaducos y lo que estaba estancado, aquello que se había convertido en decorado de cartón, demasiado real ya porque había perdido todo el sentido original, fluye de una manera diferente. La rutina es un decorado de esos, ya no significa nada, no hay conciencia de ella, pero se convierte en un lugar privilegiado, porque no genera ruido, desde el que despegar a nuevos estratos de realidad.

Pero sin duda lo que en mi caso mejor funciona para este propósito es escuchar buena música contemporánea, a ser posible en un lugar penumbroso y con los ojos cerrados. Tides y Manyworlds son obras maestras cristalinas que contagian una expectativa abierta, una promesa misteriosa entre danzas de luz hecha jirones. Con una sólida arquitectura, la música de Wallin silencia el pensamiento, detiene el discurso de la mente y regenera un paisaje luminoso de fractales, de aparente caos pero de profundas armonías místicas. Grupos oníricos desfilan y deambulan por ahí en una coreografía propia, subjetiva y estimulante, en una sucesión de instantes amenazantes y angustias que paralizan donde el ritmo y la tensión terminan dibujando una visión fantasiosa y una textura burbujeante.

    



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