Misántropo diletante


Dice David Monteagudo que se considera un misántropo, como su padre: lo soy, pero soy un solitario listo: tengo una familia e hijos donde me refugio cuando estoy cansado de ejercer de solitario. Espero que bromee. En todo caso será un diletante. Después añade que solo encuentra consuelo en la lectura, pero que si lees seriamente y en profundidad, el precio de leer es ser más escéptico ante la vida; el escepticismo es consecuencia de la sabiduría; no creo que los sabios sean gentes de grandes emociones.


No conviene abusar de la palabra 'sabio' en estos casos, pues, como me recuerda Hume, un poco de filosofía hace a los hombres ateos; mucha, los hace religiosos. La claridad aparente inicial acaba, primero en tinieblas y, más tarde, sobre todo si se escucha buena música, en el reinado de la intuición y de las emociones.

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