Espero
Suena la "Sinfonía número dos" de Carmelo Bernaola. Me tomo un café con leche en el Freewill y leo una entrada de Música Viva a propósito de una frase de Miltton Babbitt: Me preocupa la figura del compositor de música seria o avanzada, de música contemporánea, como se llama ahora. Este tipo de compositor gasta una enorme cantidad de tiempo, energía y, sobre todo, dinero en configurar su propio personaje como creador. Es, en esencia, un compositor vanidoso, mientras que la gran parte del público ni sabe quién es ni le interesa su música. De manera similar pero más irónica y con un fin muy diferente, Platón contaba que Tales de Mileto, mientras observaba los astros y miraba hacia arriba, se cayó en un pozo, y una bonita y graciosa criada tracia se burló de él porque deseara vivamente conocer las cosas del cielo y no advirtiera las que estaban detrás de él y delante de sus pies. Dejemos a las mayorías que sigan eligiendo tan bien a nuestros gobernantes, pero no critiquemos a los artistas minoritarios por serlo. Dejemos a estos compositores de música, al menos, que busquen el reconocimiento en las minorías que saben y pueden disfrutar de su arte, contemplándolo; ya se sabe que nunca obtendrán el reconocimiento del gran público, mas receptivos a la música ligera, consumiéndola. La desafortunada frase del comienzo intenta subestimar a estos compositores mediante una trampa dialéctica como es compararlos con la pureza de los ángeles, ajenos a defectos humanos. No los compara, empero, con los verdaderamente preocupantes: aquellos artistas, putos todos ellos, que se esfuerzan solo para adaptarse a los gustos de la mayoría con el único fin de vender mucho, enriquecerse y ser famosos.