La sociedad industrial y su futuro

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Vivimos en una sociedad profundamente molesta. Una de las manifestaciones más extendidas de la locura de nuestro mundo es el izquierdismo. 

No es tanto un movimiento o una ideología como un tipo psicológico.                 

Las dos tendencias psicológicas que sirven de base al izquierdismo moderno las llamamos «sentimientos de inferioridad» y «sobresocialización».

Los izquierdistas odian todo lo que tenga una imagen de ser fuerte, bueno y exitoso.                 

Dicen que odian Occidente porque es guerrero, imperialista, sexista, etnocéntrico, pero cuando las mismas faltas aparecen en países socialistas o culturas primitivas, encuentran excusas para ellos o, como mucho, lo admiten REFUNFUÑANDO, mientras que señalan (y muchas veces exagerando en exceso) estas faltas cuando aparecen en civilizaciones occidentales.

El izquierdismo es antiindividualista, es procolectivista. Quieren a la sociedad para resolver las necesidades de todo el mundo por ellos, para cuidar de ellos. No es la clase de personas que tienen un sentido interior de confianza en sus propias habilidades para resolver sus propios problemas y satisfacer sus propias necesidades. 

El izquierdista es antagonista al concepto de competición porque, interiormente, se siente como un perdedor.

Pueden pretender que su activismo está motivado por la compasión o por principios morales.                 

Muchos de los comportamientos izquierdistas no están racionalmente calculados para servir de beneficio a la gente a quienes claman estar intentando ayudar.

Los psicólogos usan el término «socialización» para designar el proceso por el cual los niños son entrenados para pensar y actuar como demanda la sociedad.

La mayoría de la gente ajusta en una cantidad significativa de comportamiento travieso. Mienten, cometen robos despreciables, violan las normas de tráfico, holgazanean en el trabajo, odian a alguien, dicen cosas rencorosas o usan trucos para ponerse por delante de otro.

Los izquierdistas del tipo sobresocializado tienden a ser intelectuales o miembros de la clase media alta.

La izquierda toma un principio de la moral establecida, lo adopta a su manera y entonces acusa a la corriente mayoritaria de la sociedad de violar ese principio.

Tomar decisiones en problemas difíciles y fundamentales requiere encararse con conflictos psicológicos, y la mayoría de la gente los odia. Por consiguiente tienden a apoyarse en otros para tomar decisiones difíciles. La mayoría de la gente son seguidores naturales, no jefes.

Debido a su necesidad por la rebelión y por ser miembros de un movimiento, los izquierdistas o las personas de tipo psicológico similar son a menudo atraídos por movimientos de rebeldía o activistas cuyos objetivos y miembros no son inicialmente izquierdistas.

En las revoluciones recientes, los izquierdistas más hambrientos de poder, repetidamente, han colaborado primero con los revolucionarios no izquierdistas, tanto como con los izquierdistas de una inclinación más libertaria, y más tarde los han engañado para agarrar ellos el poder. Esto lo hizo Robespierre en la Revolución Francesa, los bolcheviques en la Revolución Rusa, los comunistas lo hicieron en la España de 1938 y Castro y sus seguidores en Cuba.

Diversos pensadores han señalado que el izquierdismo es un tipo de religión. No lo es en el estricto sentido de la palabra porque esta doctrina no postula la existencia de ningún ser supranatural.

Pero para los izquierdistas, su doctrina juega el mismo papel psicológico que para mucha gente la religión. Necesitan creer en el izquierdismo, juega un papel vital en su economía psicológica. Sus creencias no son fácilmente modificables por la lógica o por los hechos. Tienen una profunda convicción de que es moralmente Correcto con una C mayúscula y que no sólo tiene el derecho sino el deber de imponer su moral a todo el mundo

El izquierdismo es una fuerza totalitaria. Dondequiera que esté en una posición de poder tiende a invadir toda parcela privada y fuerza a todo pensamiento a un molde izquierdista. En parte es por el carácter casi religioso de este, todo lo que sea contrario a sus creencias representa el Pecado. Más importante, el izquierdismo es una fuerza totalitaria debido al impulso por el poder de sus seguidores

El izquierdista está orientado hacia un colectivismo a gran escala. Enfatizan la obligación del individuo de servir a la sociedad y la obligación de la sociedad de cuidar del individuo. Tiene una actitud negativa hacia el individualismo. A menudo usa un tono moralista.

Tiende a estar contra la competición y la violencia, pero encuentra excusas para aquellos izquierdistas que usan la violencia.»
             
[Extracto de La sociedad industrial y su futuro, de Theodore J. Kaczynski «Unabomber» (Chicago, Illinois, Estados Unidos, 22 de mayo de 1942), es un matemático, filósofo, neoludita, anarcoprimitivista y terrorista estadounidense conocido por enviar cartas bomba motivado e influenciado por su análisis crítico del desarrollo de la sociedad contemporánea].




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