Provocadores y paganos, de Sarah Bakewell
Este libro ofrece un recorrido muy arbitrario por la historia del humanismo. Si bien abarca desde los griegos antiguos hasta la época contemporánea del transhumanismo y la inteligencia artificial, la selección de autores más parece un capricho de la escritora que una verdadera intención de describir la historia del humanismo. Con la excusa del humanismo nos ha volcado sus obsesiones relacionados con una camarilla de intelectuales presuntamente humanistas. El libro se inspira en la famosa máxima de Terencio, Hombre soy, y nada humano me es ajeno, relegando al margen al fundamental homo mensura de Protágoras, picotea en el Renacimiento italiano, la Ilustración francesa, los pensadores de la Segunda Guerra Mundial y llega hasta nuestros días. No voy a negar que el libro es interesante, tiene un estilo ágil y está lleno de anécdotas. Pero, aunque el libro sea una defensa apasionada de la libertad de pensamiento y una celebración de las virtudes humanistas, creo que es superficial y confuso, por lo que no tiene la profundidad necesaria para ser consistente, a pesar de algunas perlas:
Podemos intentar pensar de la forma más racional y científica posible; es bueno que lo hagamos. Pero también viviremos siempre en un mundo de símbolos, emociones, moral, palabras y relaciones. Y eso significará a menudo una frontera porosa entre las maneras religiosas y no religiosas de relacionarse con ese mundo.
En definitiva, se presenta como un compendio extraordinario de ideas humanistas accesible para todo tipo de lectores, combinando erudición con un tono ameno y un ritmo dinámico. La obra no solo narra la historia del humanismo, sino que también se convierte en una reflexión sobre la historia de la humanidad en su conjunto.