Sócrates, el destructor

Cada vez que Sócrates se pone a escuchar los bellos discursos de los sofistas, arruina el buen clima encontrando algún déficit o insuficiencia lógica que de no ser por él no le hubiera interesado ni molestado a nadie, dice Boris Groys.

Es fácil encontrar incoherencias y ausencia de fundamentos en un discurso. Incluso cuando Sócrates intenta enhebrar uno, fracasa. Lo que pasa es que Sócrates se percata de su fracaso y, entonces, ironiza.

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