Contra la democracia, de Jason Brennan

En los últimos años, Platón ha vuelto a estar de moda. En la filosofía política, la epistocracia ha resurgido como el aspirante principal al trono que ocupa la democracia. Pocos filósofos políticos aceptan la epistocracia; la mayoría continúa siendo demócrata. Pero reconocen que una defensa adecuada de la democracia debe demostrar que es, en todo caso, superior a la epistocracia. También reconocen que esto no es fácil de demostrar. En este libro, sostengo que la elección entre democracia y epistocracia es instrumental [...] Hace miles de años, Platón temía que un electorado democrático fuera demasiado estúpido, irracional e ignorante para gobernar bien. Parecía sostener que la mejor forma de gobierno sería la dirigida por un rey filósofo noble y sabio. (Los académicos debaten si Platón lo decía en serio.) Los filósofos políticos contemporáneos etiquetarían a Platón como «epistocrático». La epistocracia significa el gobierno de los expertos [...] Aristóteles respondió a Platón que aunque el gobierno de los reyes filósofos fuera el mejor, nunca tendríamos reyes filósofos [...] Peor aún, en el mundo real, si dotamos a un cargo político con el poder discrecional de un rey filósofo, ese poder atraería al tipo de persona equivocada, a personas que abusarían de él para sus propios fines [...] Mi objetivo aquí no es argumentar la afirmación rotunda de que la epistocracia es superior a la democracia [...] si alguna forma de epistocracia, con los defectos realistas que tenga, resulta que funciona mejor que la democracia, deberíamos implementar la epistocracia en vez de la democracia.








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