Quipu y Uno en sí mismo y continuo

La poesía es el único conocimiento que no llena mi corazón de soberbia
porque está escrita con el oído del músico.
María Antonia Ortega


Dos creaciones radiofónicas: Quipu sobre poemas de Mª Antonia Ortega y Uno en sí mismo y continuo elaboradas a partir del Poema del ser de Parménides:



María Antonia Ortega:

Está la conciencia de su fin como principio del misterio, también la conciencia de la belleza que es la conciencia de la conciencia como aludido estado de intensidad, y la conciencia de los propios actos. Hay quienes escogen la soledad para vivir en estado absoluto de conciencia.


Si he manifestado que es necesario nacer de la conciencia para poder escribir poesía no es para acercarme a la filosofía sino a la esencia del ser humano.


A la conciencia, que es el nacimiento auténtico del ser humano, no se llega solamente a través del “intelectualismo” (que incluso en ocasiones aleja de ella y que invita a cometer a veces verdaderas “burradas“), sino sobre todo a través del ejercicio y desarrollo de la sensibilidad, y del valor de la experiencia, entendida ésta al modo en que lo hace la sabiduría oriental, según la cual no basta con leer y conocer una partitura musical, sino que resulta imprescindible su interpretación para conocer y disfrutar de la música que hay en ella.


Del “intelectualismo” se ha abusado mucho, ha ayudado a cometer muchos excesos; y a través de él se ha llegado en los últimos siglos a lo monstruoso. En la época actual se llega al mismo resultado cuando por ejemplo se legitima el aborto de fetos con anomalías psicológicas, olvidándo que los deficientes pueden también desarrollar su conciencia de otro modo distinto, y que son capaces de alcanzar su “estado de intensidad”.


El deseo no es igual que su satisfacción puntual, que además se asocia a la idea de la muerte en el acto sexual. Por eso la castidad, la auténtica castidad, debe ser entendida no como la destrucción del deseo, sino como la pervivencia de éste y su conservación de manera permanente. 



Siempre será para mí centro de atención el asunto de la marginalidad, aunque el concepto de marginalidad se va transformando, y algunos grupos que antes eran marginales, como los gays, de repente dejan de serlo, y otros se convierten en ellos, como los católicos ortodoxos. Hay algunos marginales que lo son por carta de naturaleza, como los indigentes o algunos inmigrantes, y otros por propia elección, como los que practican el exilio interior. Yo siento atracción hacia muchos de ellos, porque viven fuera del mundo, y nuestro mundo está dominado por los grupos de interés. A la fuerza, o por propia elección, conservan su independencia. 


La poesía, como hija de la conciencia, es un estado resuntivo e intenso en el que se puede expresar todo, y dar forma a todo, sin necesidad de referirse a si "se levantó", o "anduvo" o "regresó" nadie, es decir a cuestiones anecdóticas. No es preciso describir la acción, y su camino es el de la depuración total, es decir el de la intensidad absoluta y también la amenidad absoluta.


Por mucho que actuales narradores de éxito inevitablemente quieran ser consagrados como poetas, publicando sus poemas en edición comercial de gran tirada, no lo consiguen. Porque la poesía tiene sus propias leyes. Y aunque sea pobre e invisible sigue siendo muy respetada. 


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