Vade retro, felicidad
Giovanni me enseña una frase de Tzvetan Todorov que dice así: «El lector corriente, que sigue buscando en las obras que lee algo con lo que dar sentido a su vida, tiene razón cuando se enfrenta a los profesores, críticos y escritores que le dicen que la literatura solo habla de sí misma, o que solo enseña desesperación».
Dudo que la gente corriente haga eso; además, alguien puede pensar que existen muchos ejemplos de literatura optimista. Precisamente, me responde, los libros que pretenden ser optimistas son los más terroríficos: si uno cree que la felicidad está a su alcance estará irremediablemente condenado.
¡Apártate, felicidad! nunca me atraigas con engaños, maldad es tu carnada, bebe tu propio veneno.
Giovanni es un pesimista del acá y un optimista del más allá; fuera de su universo conocido, intuido y creído espera que se encuentren las ideas que aquí escribimos con mayúsculas sin saber muy bien por qué.
Dudo que la gente corriente haga eso; además, alguien puede pensar que existen muchos ejemplos de literatura optimista. Precisamente, me responde, los libros que pretenden ser optimistas son los más terroríficos: si uno cree que la felicidad está a su alcance estará irremediablemente condenado.
Giovanni es un pesimista del acá y un optimista del más allá; fuera de su universo conocido, intuido y creído espera que se encuentren las ideas que aquí escribimos con mayúsculas sin saber muy bien por qué.