Vidas paralelas: Antonio Escohotado y Sísifo
Antonio Escohotado tiene una cuenta en Twitter que gestiona su hijo. ¿Qué tiene esta red social que quien se acerca a ella termina permanentemente enfadado o con una mueca de estupidez que paraliza su babeante rostro?
Escribe Escohotado, no sé si el padre o el hijo, desde luego sin la ayuda del Espíritu Santo, lo siguiente: «Cada minuto que pasa me siento feliz de comprobar que el esfuerzo no siempre lleva al éxito, pero sí al amor propio y a la dignidad». Aplausos en forma de corazones y retuiteos. Lo cursi, si está respaldado por una autoridad intelectual, vende mucho.
Nada más leerlo me puse a pensar en Sísifo y en su esfuerzo baldío carente de dignidad alguna, que simboliza muy bien lo contrario de lo que nos dice mi admirado filósofo. He de decir que este era un ejemplo neutro, pues también pensé en el esfuerzo de los sicarios, ladrones, asesinos y estafadores.
El esfuerzo será digno en función de que se dirija o no al bien absoluto del que hablaba Platón. Y ahí me adentro ya en el resbaladizo terreno místico. Sentir la vida como algo problemático es sentir que no es claro su sentido; es como intuir que no bastan los hechos del mundo sino lo que significan a la luz de una referencia absoluta, esa que se nos escapa, aunque sepamos que siempre sigue ahí.
Escribe Escohotado, no sé si el padre o el hijo, desde luego sin la ayuda del Espíritu Santo, lo siguiente: «Cada minuto que pasa me siento feliz de comprobar que el esfuerzo no siempre lleva al éxito, pero sí al amor propio y a la dignidad». Aplausos en forma de corazones y retuiteos. Lo cursi, si está respaldado por una autoridad intelectual, vende mucho.
Nada más leerlo me puse a pensar en Sísifo y en su esfuerzo baldío carente de dignidad alguna, que simboliza muy bien lo contrario de lo que nos dice mi admirado filósofo. He de decir que este era un ejemplo neutro, pues también pensé en el esfuerzo de los sicarios, ladrones, asesinos y estafadores.
El esfuerzo será digno en función de que se dirija o no al bien absoluto del que hablaba Platón. Y ahí me adentro ya en el resbaladizo terreno místico. Sentir la vida como algo problemático es sentir que no es claro su sentido; es como intuir que no bastan los hechos del mundo sino lo que significan a la luz de una referencia absoluta, esa que se nos escapa, aunque sepamos que siempre sigue ahí.