El ministro taoísta

Según me cuenta un espía, el ministro pasó muy mala noche, con vómitos, dolor de cabeza y síntomas de resfriado. Cuando se levantó y se fue al ministerio para dar una rueda de prensa, sorprendió a todos los asistentes con estas palabras: Ya está bien del crecimiento inacabable en los gastos del Estado. He comprobado que la sociedad se ha idiotizado y las personas antes lúcidas, tienen embotado el ejercicio de la responsabilidad individual, generado por una cultura de gratuidad y dependencia. Los estados tienden a proteger demasiado a sus ciudadanos de sus propias decisiones, como hace un padre protector con un hijo mimado. El Estado aporta a la sociedad menos de lo que cuesta, exactamente igual que las ONG, que recaudan mucho y reparten poco, desplazando hacia adelante la carga de la deuda. Antes esto se maquillaba con el trilerismo de imprimir billetes, pero hoy no se puede. Señores y señoras, ya está bien. Presento mi dimisión de este gobierno absurdo. Sepan ustedes que las consecuencias no planificadas de cualquier tipo de pensamiento o acción son en realidad los verdaderos fundamentos de los comportamientos sociales. No se preocupen en tratar de discernirlos. Déjenlo todo en las manos invisibles de Lao Smith o Adam Tsé.



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