En el límite

Me dice que permanece en completa soledad la mayor parte del día. Al menos una hora de ese tiempo la vive paseando y observando la naturaleza, siempre muda y de una belleza fría. Necesita también alimentarse de conceptos e intuiciones, algo que le procuran la lectura y la música.

Decía Wittgenstein, en su retiro en la cabaña de Skjolden, junto al fiordo Sogne, que sus días transcurrían entre lógica, silbar, pasear, estar deprimido y pensar en Dios. Qué sabemos de Dios y del sentido de la vida. Él notó que su sentido no residía dentro del mundo, sino fuera. En tal caso, nosotros no perteneceríamos al mundo, seríamos su límite.



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